viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Cómo deberán cambiar nuestros hábitos, valores y relaciones?

Es claro que el mundo y sus sociedades ya no son iguales. La tecnología ha traído consigo una nueva forma de vida y de rtelacionarnos. Todo se ha vuelto más rápido, eficiente y sólo esperamos conseguir de los demás algún beneficio. Por esto es importante reflexionar sobre nosotros como seres humanos que vivimos en sociedad. Debemos pensar que necesitamos unos y de otros y no sólo hay que esperar algún favor de otros. Es el momento de ser solidarios, y buscar lo verdaderamente útil y trascendental: la armonía y las relaciones con los demás. Que el mundo cambie no significa que nosotros debamos hacerlo radicalmente; no significa que corramos el riesgo de volvernos inútiles o dependientes. Además, si ya se nos brindan muchos provilegios gracias a la tecnología, es momento de agradecer todavía más aquellas cosas simples pero que son en realidad mucho más valiosas (una buena plática, el amor, la naturaleza, etc.). Buscar en otras realidades lo que queremos nunca va a ser la solución a todos los problemas. Lo único inteligente y verdaderamente útil por hacer es luchar como humanidad para hacer de esto mundo aquel en el que soñamos.

Vivimos en una sociedad cada vez más virtual. ¿Cuáles son los riesgos y/o beneficios de ésta?

Ya no forman parte de películas ni de juegos para computadoras o consola; las sociedades
virtuales son hoy en día una realidad que se va haciendo cada vez más tangente. Las ilusiones vividas a partir de aparatos simuladores han dejado de ser eso, "ilusiones", para convertirse en experiencias cada vez más tangibles y fructíferas para quien las experimenta. Y es que no resulta extraño que gracias a los grandes avances de la tecnología, muchos beneficios y satisfacciones llegan para ser disfrutados por la sociedad. Las sociedades virtuales se han venido desarrollando desde la creación de nuevas tecnologías y desde la introducción de más facilidades para la vida diaria. Pero de una década a la fecha el mundo virtual, la segunda realidad, ha tenido una aceptación mayor. La creación de softwares han permitido que las personas experiemten situaciones paralelas a la vida real, siendo muchas de ellas mucho más gratificantes y cómodas que las vividas a diario. En estos programas o juegos se puede prácticamente "todo"; puedes ser quien quieras, hacer lo que quieras, vivir donde sea. En fin, todo aparece como una alternativa para todos los problemas y frustaciones que podamos tener. ¿Es entonces una sociedad virtual el escape a todas nuestras frustaciones y la posibilidad de ser quienes nos reprimimos de ser?
Ahora bien, hablando de lo virtual en la realidad: cada vez son más las herramientas virtuales usadas por las sociedades en lo cotidiano. Contamos ya con automóviles inteligentes capaces de indicar cuándo se debe hacer el servicio, cuándo hace falta gasolina, además de que cuentan con piloto automático y demás funciones que relegan al conductor a un segundo plano. Las computadoras y softwares son otro ejemplo de todo el trabajo que el ser humano se ahorra. Los celulares y los chats son también un claro ejemplo de la comunicación virtual, donde no hace falta tener contacto con la persona con quien se habla; más bien se interactúa con la máquina y no con alguien de verdad. Es cierto que todo esto representa grandes comodidades y nos evita muchas complicaciones (como para quien es tímido o para quien prefiere la privacía de su casa). Pero, ¿ Qué tan indispensables y qué tan dañinas se han vuleto estas alternativas?
Los beneficios son muchísimos, innumerables, pues cada vez nos adecuados más a las ventajas que proporcionan los aparatos y cada vez resultan más fructíferas las relaciones a distancia. La cuestión es: ¿Nos hemos preguntado cuáles son los riesgos para nuestra vida social? El adecuernos cada vez más a la soledad y el poner nuestra esperanzaz en mundos paralelos (como los que podemos crear en programas como The Sims y Second Life) puede representar la pérdida de toda comunicación con el mundo real, con el exterior. Puede que pronto, en vez de disponer de máquinas y apartos para nuestro beneficio, los aparatos sean quienes dispongan de nosotros. Todas nuestras capacidades se perderán y nos volveremos no más que esclavos de lo que puedan hacer por nosotros. Es posible también que muchas relaciones se pierdan. Y de hecho todo lo mencionado antes ya es un hecho. Ya no se usa como antes, cuando en las familias existía la hora de reunión en donde platicaban o leían juntos; ahora parece que cada quien vive por separado. Los amigos, las reuniones, las visitas, en fin, todo parece estar siendo remplazado por amigos mucho más cercanos, los tecnológicos.